Tuesday, August 22, 2006

Baile de manecillas

Vamos a distorsionar el tiempo. Supón que mañana es un día cualquiera entre ayer y hace, por ejemplo, 2 meses. O bueno no... haz lo que te de la gana, sólo es una propuesta. Coge el reloj de arena y dale mil vueltas hasta que te apetezca. Y entre lo que ocurrió mañana, que ahora o luego será cuando sea, y lo que sucederá en los dos minutos previos yo te llamo por teléfono. Tampoco hace falta que cojas el reloj...ya lo he puesto en hora, cuando se cruzan temporalmente la memoria de un día de estos y el rato que pasas mirando el periódico. ¿Y si recordamos el futuro? ¿Acaso te gustaría poner un trago pasado, en un trago futuro? La verdad es que da lo mismo... acabará o acabó llegando igual, nunca se sabe. Cogemos el segundero y lo maniatamos como cuando hacíamos esos problemas del coche que sale de Málaga y se cruza con otro que viene de Barcelona. Entonces cito la primera canción que se me ocurre y cuando se acaba está sonando de nuevo como si intentara perseguirse a sí misma por la playa. De hecho, hablar de ahora no tendría sentido y entonces yo no estoy escribiendo esto. Lo que ocurre es que tampoco lo va a borrar nadie ¿Ves? El reloj de la cocina, el del móvil, uno de sol, el de Windows, el despertador que parece que te toma el pelo, la noche tapando farolas, los torpes cerrando bares, la puerta del Sol, el Big Ben, el mío, el tuyo... cada uno marcando un día, una fecha, ¿qué más da? Entonces aterrizando en un lugar perdido, me rasco la cabeza y me pregunto qué andarás haciendo ahora. Cojo alas, tiro del hilo y deshago la madeja. Ya mañana...si eso...o algo...

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